viernes, 27 de mayo de 2016

No era mas que mi persona favorita en el mundo - Capítulo 1: "No te olvides de mi, no me olvido de vos"

Vos deberías saber que algunas de tus actitudes me hacen mal. Solo quería que lo sepas antes de largarme a escribir algo mas mientras a Di Caprio le pasan todas en la tele: va en el Titanic, le aparecen delfines y así. Solo falta que le den de nuevo un Oscar o aparezca Messi en la cubierta del barco y lo invite a jugar un fulbito. Le cuento Loló lo nefasto de mi sábado, de estar en nueva ciudad donde no conozco a nadie y el frío corta las venas y en los días que estuve, el sol apenas se hizo presente no mas de dos horas. Todo lo malo también puede ser una oportunidad. Estoy optimista, lo se. Ayer fui al río y se vio lindo. El agua corría con soltura y le envié un video chiquito a mi familia y amigos para que vean que al menos esa parte,me gusta. Mas cuando se mezcla el amarillo de los álamos del otro lado del río con el verde del agua. Justo cuando me estaba cayendo, empezando a extrañarla, escribí esa frase. Apure el mate y me senté en el pasto. Ahí en fila donde el río simula una escollera como sobran en la ciudad desde la que vengo. Por suerte Loló hoy tiene ganas de hablar y puedo dejar de hacer zapping, mientras cargo un capítulo de Wayward Pines. Me recuerda que alguna vez escuchábamos Peligrosos Gorriones y que volvieron. Que el tema Penuria, la hace imaginarme cantándolo con mis manos en los bolsillos de alguna campera moviendo apenas la cabeza, como si me hubiera vuelto tímido. Que siempre canto así los temas que me gustan y supone que este me va a gustar mas de la cuenta. Busco la canción y es amor a primera vista: letra confusa y oscura, nada mas lindo que pensar mas e imaginarme mi colección de personas invencibles. Con una de esas personas hable hoy, Santiago. Le mandé un mensaje de voz después de entrar a una librería, preguntar por un libro de Girondo y que la chica que me atienda ni siquiera conozca de quien le hablo. Entonces entendí que los lentes grandes de intelectual no son mas que una mera moda que tal vez solo sirvan de vidriera para conseguir trabajo en una librería. Un buen regate. Tuve algo así como una desilusión express contada a Junior y Fran entre risas y termine en mis manos con Música para feos de Lorenzo Silva, libro que me llamó poderosamente la atención, la soltura con el que el autor escribe desde la perspectiva amorosa - dolorosa de una mujer. Escribe en femenino, cosa que creo, jamas me saldría. No lo leí demasiado, llevaré algo así como unas 100 páginas, pero mis ratitos libres, se me ha vuelto vicio. De hecho hoy lo llevé al banco porque intuí que mi espera iba a ser demasiada y por esta vez, acerté. Antes había desayunado en el shopping. Desayuno plástico si los hay. Muy turista lo mio. Por el momento me estoy moviendo en lugares comunes, no mucho mas. Se me vino Santiago a la cabeza porque encontré unos simuladores de Formula 1, de esos que a él le vuelan la cabeza, a pesar de su corta edad. Y día a día me voy encontrando con un pequeño adulto. Que no responde con monerías sino que me cuenta lo que hace, que ha empezado a hablarme de chicas. Que el basquet ahora ocupa nuestro último lugar en las charlas y no las chicanas del comienzo. Creo que es tal vez por tener una madre cuidadosa al extremo, de esas que se vuelven casi insoportable y un padre con algunos consejos a lo Homero Simpson cuando le da a la Duff. Se ha generado una confianza a la distancia que ya se había reforzado cuando me regalo unas lágrimas y una mirada perdida en mi despedida, aun abrazado a su abuela. Entre mensajes con él, seguí mi camino hacia un mirador del que me habían hablado. Las calles en subida complican un poco el traslados, aunque los autos,las diagonales y el  barro un poco mas. Nunca fui muy ducho en eso de cruzar la calle y créanme que las diagonales me la hacen mas complicada aún. No estoy escuchando la música tan alta en los auriculares un poco por eso, para estar un poco mas atento a los cruces ya que la mayoría de las veces tengo que correr. . Y eso que me gusta eso de escuchar música Made in  Marpla a todo volúmen por rutas desconocidas y tener que seguir un mapa para llegar a donde sea. Así como cuando cuando me presente en Río, frente a ese monstruo de de gente que viene y que va y el idioma complicaba un poco pero no tanto. Cuando Branco trabajaba, era el momento del mapa. Por suerte tengo buena memoria y al segundo día sirvió para llegar solo a la escalera donde Selaron multiplicó azulejos multicolores en agradecimiento a tremenda ciudad, sin presentar dificultad alguna.
Me paré en la esquina hacia la nada, con los autos volviéndose chiquitos en la ruta y ella se me volvió borrosa entre el color ocre y los arboles crecidos de costado, como si los hubiera agarrado un remolino de las puntas de sus ramas. Creo que el hecho de que no haya aparecido todavía hizo que la mente me la traiga en ese color. Mientras, el viento hace buñuelos con mi peinado, el paisaje hace un Black holes and revelations en mi estómago. Le mando una foto a mi hermano y el supone que el lugar es lindo. En realidad es una excusa, para buscar decirle de alguna manera que me estoy acordando de ella, mi persona preferida en el mundo. La que le puso el titulo a este relato en su último mensaje, que leí mientras que el 41 no hacia mas que esquivar autos por Luro, conmigo como único pasajero.



*Black holes and relevations: Disco de Muse que produce una mezcla de sensaciones absoluta



lunes, 2 de mayo de 2016

Sentirnos extraños

Hoy voy a escribir sólo las cosas que me gustan porque no se si en realidad quiero escribir... Me gusta ver el mar, que el 53 gire con velocidad en la rotonda de Constitución cuando voy a lo de mi vieja, ver jugar a Luca y a Walter, que Malen sonría, que Santi se esté convirtiendo en un adolescente pero demostrando sentimientos en vez de bronca, irme a dormir escuchando Aristimuño, que Fran me escriba para ir a ver las olas mientras tomamos mate... Bueno, esas son un par de cosas que me gustan, siento que si sigo puedo llegar a escribir casi una versión bizarra del tema de Manu Chao, "Me gustas tú". También la sonrisa de la del peludito, me hubiera gustado decirle que la voy a extrañar mucho, como nadie. Que ayer y hoy no hice más que pensarla, y que en todo eso que siento creo tener algo a mi favor que es que estos días fueron los que más la extrañé. Ese termómetro que significa extrañar a alguien marcó rojo furioso. Creo que es imposible tener otros días así. Eso es lo que creo que está a mi favor. Con esto no quiero decir que no la extrañe. Ayer sentí que cuando salimos del bar con Fran, el día estaba igual a cuando salí con ella la primera vez, incluso era el mismo bar y también era domingo. Se lo comenté a Fran y me dijo que no pensara más, también me dijo lo mismo Sebas el otro día. Sebas siempre sabe un plus más que nosotros y a veces siento que no lo suelta para no herirme. Que descanse, que tengo que viajar. Sólo le dije una cosa más, que no me animé a decirle que su amiga a la cual ella aprecia mucho no me parece una  buena influencia, y yo en eso de la intuición no fallo. Así como esos viejos de antes que se sentaban en los bares y con sólo ver pasar a las personas ya sabían que historias traían estas dentro suyo, pero ya está. Aunque vieron que de esos viejos también está la versión berreta, los que no saben de intuición como los que si saben, terminan siendo los viejos chusmas, usando las camisas abiertas hasta la panza, mostrando la cadenita de turno, cuando los viejos que saben usan esas musculosas blancas. Creo que los viejos chusmas emulan a Cacho Castaña, que vaya a saber porque, calienta de tal modo a las minas arriba de los 50, a pesar de tener tan mal gusto con la ropa y suponer que anda con mil minas más que las quinientas que supuestamente anda. Respecto a esto, uno de los chicos de mi grupo de amigos sentenció: "Nosotros somos unos boludos, cuando de verdad nos gusta una mina, dejamos todo y no queremos ver a nadie más que a esa. Pensamos que le gustamos a la mina tanto como ella a nosotros, pero en realidad no le movemos ni un pelo. Por eso estamos solos". Cambiamos de tema, caminamos las pocas cuadras que separan el bar de mi casa entre el frío y cerramos la conversación. Subo las escaleras y me acuerdo de mis días en Santa Teresa donde subía no se cuantas por día. Una de esas noches creo que pasó algo así.
Vamos sin rumbo, con nuestro paso bien lento. Hay un mundo de gente que viene, va y se habla en voz alta. Así como a las ferias que mi vieja me llevaba de chico, buscando ofertas para que nuestro domingo sea un poco más decoroso. Ya pasó la medianoche y anduvimos bastante en el día. Decidimos entrar a Boemiabar o Barboemia, no recuerdo bien el nombre y así, sin h. De eso si me acuerdo. Tiene el estereotipo de bar yanki. Adentro está tocando una banda de covers de unos señores bastante grandes, que el del bajo sería la envidia del Tío Sam, es igual, pero mucho más joven. Suena "Rock and Roll & Nite" lo que a mi entender es el "Break it all" yanki (si alguno no conoce el tema, teclee en el iutuv, es de los Shakers, unos uruguayos que ayudaron a crecer nuestro rock nacional) y todos agarran un instrumento imaginario y hacen que siguen el tema. Me apoyo contra la pared con una cerveza en la mano, tratando de hacer descansar a mi zapatilla derecha que acaba de romperse. Adentro somos pocos y afuera muchos. Son 40 grados que hay que bancar de alguna manera y nosotros chusmeamos un ventilador de pasada y nos metimos ahí, bien al lado. Es de esos grandes, de los que Don Campo tenía en la carnicería y le hacía dar el viento a la carne que tenía colgada así las moscas no se le acercaran y supongo, durara un rato más. Me parece que el Uruguayo agarró el bajo, Branco sostiene una guitarra y Gusta se quedó ahí afuera, en un banco, onda batero a la distancia. Yo imagino a mi viejo bailando como el baila. Con las manos en pose como si tocara el piano, sea el tema que sea. A propósito de los temas, hace un tiempo, saliendo de Miramar, previa parada en El Rey del Chipa, ella me preguntó cuál era el tema que más me gustaba de todas las bandas que escucho. Le dije que Mitad del viento, de Altocamet, y que además me hacía acordar a ella, aunque Somos tornado también lo hace, más cuando la guitarra se vuelve espacial. Sonrió y cambió la mirada. Yo ahí empecé a suponer que algo estaba girando y no a mi favor. Yo veía venir el remolino como un boxeador la trompada del knockout. Tuvo actitudes que hizo que nos sintieramos extraños. Alejados. Lo tome como una advertencia, se lo dije a Fran y a Sebas. Y nos quedamos callados, como si supiéramos algo que nadie quisiera decir. Pero creo que lo hablaremos hoy. Ese día fue el último día que la vi izando su pelo con una sonrisa. Para dar paso a los días en que me vi triste, viejo. Así como voy subiendo la escalera de mi departamento en este momento.